el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 21 de diciembre de 2015

21/12: ALIEN TRISTE

Este tomo recopila más de 180 tiras realizadas por Pedro Mancini, originalmente presentadas en la web y ahora disponibles en libro.
El protagonista es una especie de alter ego del autor, que en vez de Pedro se llama Luis. A través de este personaje (cuya cabeza es una especie de tentáculo gelatinoso), Mancini expone todas sus miserias, sus inseguridades y sobre todo una visión de sí mismo en la que nunca termina de estar a gusto en ninguna interacción con nada ni con nadie. Por eso –digo yo- elige ser un alien, porque el alien es “lo otro”, lo externo, lo que no es de acá y no encaja nunca con el ámbito en el que le toca moverse.
El principal recurso humorístico de Mancini es mostrarse a sí mismo como un ser patético, digno de lástima. De MUCHA lástima. Las tiras ambientadas en su infancia son particularmente tragicómicas y lo muestran como un chico que sufrió todo tipo de privaciones y carencias afectivas. En las tiras del presente, en cambio, pareciera que muchos de sus problemas se los genera él mismo, convertido en una máquina de auto-sabotear su carrera como dibujante y sus relaciones con las chicas que le gustan. El personaje evoluciona bastante (al ritmo de la vida real de Pedro a lo largo de los años que duró la tira) y para el final ya lo vemos más afianzado en su profesión y en un noviazgo que parece ir para largo. Por supuesto siempre hay motivos para seguir mostrando el patetismo y la mediocridad en su vida, aunque en algunos items le esté yendo mucho mejor.
Los recuerdos de la infancia y las fantasías del autor nutren a la tira de situaciones variadas, como para que no nos aburramos de ver cómo Luis fracasa en casi todo. Su faceta de dibujante está particularmente bien aprovechada, porque le permite meter chistes bien intra-ghetto en los que se nombra a Moebius, a Alcatena, a Diego Parés, a Maitena e incluso a este blog. Cuando la tira se convierte en el backstage de la vida de un dibujante y nos muestra sesiones de firmas en la Feria del Libro, o en el Espacio Moebius, o en un stand en un evento masivo, se pone muy interesante porque Pedro logra dejar de mirarse el ombligo y mostrar una problemática que no lo afecta sólo a él sino a muchos de los autores incipientes, sin tantos años de trayectoria en nuestro mercado.
Entre los chistes nerds (de Batman, Snoopy y los muñecos de He-Man) y los chistes más salvajes de borracheras y drogas, Mancini termina de armar un repertorio bastante amplio, que mantiene hasta el final la capacidad de sorprender al lector. Incluso con ese tono taciturno, a veces muy duro, logró arrancarme varias risas.
A la hora de dibujar las tiras, Pedro opta por una estética minimalista, en la que prescinde lo más que puede de los fondos. Lo bueno es que conserva la cuota justa de su estilo habitual (superpoblado de tramitas, puntitos y texturas que complementan a la perfección su particular “línea clara”) como para que Alien Triste conserve una “identidad Mancini”. Siempre es interesante ver a un virtuoso del dibujo obligarse a sí mismo a ocultar ese virtuosismo, a simplificar el dibujo y las composiciones para quedarse con lo esencial, con lo absolutamente indispensable para contar estas pequeñas historias. Eso en Alien Triste funciona muy bien y ayuda a que esta obra sea accesible a la gente que por ahí no conecta con las obras más raras, más experimentales de Mancini, en las que detona ese impresionante arsenal de recursos gráficos al que (para su enojo) muchos reducen a la frase “ah, dibujás re-Moebius”.
De aquellos relatos fantásticos, oscuros, medio crípticos y desbordantes de imaginación que vimos el 13/04/13 a estas breves historias (muchas de una sóla viñeta), los cambios son muchísimos y muy notorios. Lo que se mantiene constante es la rareza, la condición alienígena de este autor cada día más difícil de encasillar, que compensa ampliamente su patetismo con un talento gráfico y narrativo muy notable. Acá Mancini salió a tribunear, a buscar fans apelando al bajísimo recurso de exponer las berretadas de su vida cotidiana. Y le salió muy bien, porque Alien Triste -además de gracia- tiene honestidad, reflexiones filosas, recursos novedosos y un dibujo fascinante.

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