el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 5 de mayo de 2015

05/ 05: BROTHER LONO

Lo dije cada vez que me tocó reseñar un tomo de 100 Bullets y lo repito: odio a Lono, me parece el peor personaje de la inolvidable saga de Brian Azzarello y Eduardo Risso, el que más ruido hace, el que menos encaja, el que rompe con el verosímil… No se lo puede tildar de unidimensional, porque Azzarello se rompió el culo para darle algunos matices, pero no fueron tantos y llegaron cuando uno ya aborrecía al personaje. Y de todo el vasto elenco de 100 Bullets, ¿a quién eligieron Azzarello y Risso para esta secuela de 2013? Sí, a Lono, la reputa madre que lo parió.
Con esa buena onda, con ese optimismo a prueba de (100) balas, encaré la lectura de este libro. Y sin embargo me conquistó. La ambientación está buenísima, la trama es atrapante y Lono no sólo está muy cambiado, sino que Azzarello lo rodea de un elenco donde sobran los personajes interesantes, creíbles, complejos. Recién en las últimas 15 páginas, Lono hace lo que uno temía verlo hacer, lo que uno está harto de verlo hacer, lo que uno sabe que ningún ser humano puede hacer. Y el libro tiene 160 páginas de historieta, o sea que Azzarello realmente bancó los trapos hasta que no le quedó más remedio que volver al Lono de 100 Bullets, a esa insostenible cruza entre Lobo y Hulk.
Para ese entonces, el guionista acumuló tantos méritos que uno se encariñó hasta con los villanos más hijos de puta. Y ya se sorprendió con unas cuantas revelaciones impactantes, de las cuales una jamás me vi venir y la otra era bastante evidente. Y sí, al igual que 100 Bullets, esta saga está estirada. No hacían falta 160 páginas para contar esta historia. ¿Con qué rellena Azzarello todas esas páginas que podrían tranquilamente no estar? Esta vez no recurre tanto al diálogo (si bien en este rubro siempre se luce), sino que opta por escenas mudas en las que los bloques de texto nos ilustran (a veces de modo muy sutil) lo que pasa en el fuero íntimo de los personajes. Sobran muchos de estos bloques de texto, pero no da para quejarse, porque están muy bien escritos. Y el otro recurso es la crueldad: escena a escena, el guionista hace mucho, muchísimo hincapié en lo jodidos que son los malos, en su total falta de reparos a la hora de golpear, violar, torturar o matar a quien se les ponga adelante. En ese clima macabro, todo el tiempo al límite, ni siquiera hace falta que prolifere la violencia física (que está, y muy bien dosificada), porque todo el tiempo se ejerce una violencia emocional, verbal y hasta social, de estremecedora crudeza.
Como verás, no quiero contar nada del argumento para que te sorprenda como me sorprendió a mí. Que alcance con decir que el status quo cambió muchísimo desde aquel episodio final de 100 Bullets en el que Lono zafaba, una vez más, de una muerte que hubiese sido absolutamente justa. Y también aclarar que todo lo que pasa en estas 160 páginas lo afecta sólo a Lono, no guarda ninguna relación con la trama de 100 Bullets. O sea que es mucho más spin-off que secuela y si tu rechazo hacia Lono es incluso mayor que el mío, podés no acercarte a esta obra en lo más mínimo sin perderte ningún desarrollo importante para ninguno de los otros elementos que hicieron inolvidable a 100 Bullets.
Obviamente entre esos elementos está el dibujo de Eduardo Risso, que acá vuelve a brillar de la mano de los colores de Patricia Mulvihill. Creo que lo único que me animo a criticar es que hay muchas, realmente muchas, páginas sin un puto fondo. Por supuesto, también hay un montón de páginas con unos fondos laburadísimos, con los que me caí de culo. Pero se nota mucho cuando estos deberían estar y no están. El resto, todo maravilloso, sobre todo las sutilezas a las que apela Risso para escaparle al gore y a la estridencia. Eso no suaviza las escenas de sangre, muerte y mutilación, pero las hace menos repulsivas. Y después, el cuidado en los detalles, en los objetos, la ropa, las expresiones faciales, el manejo del claroscuro, los recursos narrativos para las secuencias oníricas… pequeñas y grandes cosas que lo reafirman a Risso como uno de los dibujantes más completos, más afianzados que tiene hoy la historieta realista a nivel global.
Incluso odiando al protagonista, Brother Lono me gustó muchísimo. Si sos fan del personaje, obviamente vas a amar incondicionalmente este libro. Y si venís siguiendo las violentas tropelías de Risso y Azzarello por los pagos de Vertigo, también lo vas a disfrutar enormemente. Me queda para más adelante Spaceman, la otra obra de la dupla para mi sello favorito del comic americano.

3 comentarios:

Sucubo dijo...

Yo la verdad que a este lo dejé pasar
El final de 100 balas cierra perfecto. Esto parece mas un choreo típico de DC tan afecto a la secuela, precuela, mientrastantea o lo que sea del mismo personaje en vez de invertir en un concepto original
No digo que sea mala, porque la gente involucrada es talentosa pero es casi tan innecesaria como una historieta de Dollar Bill
Aunque ya sabemos que esto no detuvo a nadie de ofrecerla ni de comprarla

Alejandro Pablo dijo...

Hola Andrés: una pregunta. Vi que LocoRabia anunció algo que se llama Grotesque de un tal Sergio Ponchione. Qué es eso? Estuve mirando algunas imágenes en Google y tiene una pinta espectacular.

Andres Accorsi dijo...

No tengo idea, Alejandro.
No lo anunciaron como novedad de Mayo en mi catálogo y sinceramente no vi nada ni me comentaron nada.
Ojalá salga pronto y sea tan atractivo como vos lo pintás.