el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 19 de marzo de 2015

19/ 03: DIOS, EL HOMBRE, EL AMOR Y DOS O TRES COSAS MAS

Si sos de los muchos que siguieron a Tute durante sus primeros 15 años de carrera, seguramen- te te sorprendió enterarte de que el creador de Batu estaba trabajando en una novela gráfica de casi 300 páginas. Y cuando finalmente la viste publicada, te habrás preguntado si está buena y si es fiel a la esencia del Tute de siempre.
Las respuestas son sí y sí. Pero hay trampa: Dios, el Hombre, el Amor y Dos o Tres Cosas Más se hace pasar por novela gráfica, es una novela gráfica impostora. A lo largo de todas esas páginas, Tute presenta historias breves concatenadas mediante distintos recursos narrativos. No hay una historia de casi 300 páginas: hay muchas historias autoconclusivas de muchas menos páginas, hilvanadas mediante piruetas gráficas, o mediante el sencillo recurso de que los personajes de unas y otras se cruzan en un mismo espacio, que suele ser la calle. Sobre el tramo final de la obra, Tute trae de vuelta a algunos personajes de la primera parte, pero no para hacerlos interactuar entre sí, o para darle un cierre a sus historias, sino para que cada uno protagonice otra secuencia autonclusiva. Más que a una novela gráfica, este libro me hizo acordar a un programa cómico de sketches, en el que breves historias se sucedían unas a otras, prácticamente sin cruces entre los personajes.
Lo más interesante es que estas breves historias son, en general, muy buenas. Tienen bastante en común con las historietas de Tute que aparecen los domingos en la revista La Nación y con las que vimos en la reseña del 08/04/14. Son historias más largas, con más viñetas, más diálogos y más silencios, siempre dibujadas al filo del mamarracho por un Tute minimalista, con esa grilla de viñetas irregular, sin ninguna planificación. Ya lo vimos al autor hacer magia con esos poquísimos recursos y acá eso se ve de nuevo y mucho mejor, porque tiene más espacio para desarrollar las secuencias. Lo único que no me cierra para nada es el rotulado manual, apresurado y con tachaduras a la vista, que queda muy feo. Rotular a mano es un lujo que se pueden dar los dibujantes con linda caligrafía, y no es el caso de Tute.
Sobre esta base, acá Tute puede hacer dos cosas más que no lo vemos hacer normalmente en sus páginas humorísticas (o casi) para La Nación: arriesga un poco más en el contenido, con chistes más ácidos, más crueles, se juega a joder con Dios, a incursionar con éxito en el metacomic, incorpora un personaje que no deja pasar un globito de diálogo sin meter por lo menos una puteada… abre el espectro hacia un humor menos políticamente correcto. Por supuesto predominan la poesía, la reflexión, el absurdo, el disparate bien en la línea de Copi… pero siempre en un tono más light, sin irse del todo para el lado de las animaladas que pelaba el maestro.
Lo otro que hace Tute en este libro es mechar secuencias oníricas o poéticas en las que el dibujo se saca de encima la responsabilidad de contar la historia y levanta un vuelo increíble. Ya sea a color o en blanco y negro (predomina este último, pero hay de todo), es en estas secuencias donde Tute pela imaginación, delirio y virtuosismo a un nivel impresionante, que sorprende incluso a los que lo seguimos en todos sus trabajos. Me encanta ver que, además de esos monigotes re-básicos (a años luz de las figuras redonditas y bien detalladas de Batu y sus amigos), Tute se anima a dibujar otras cosas, que por ahí a nivel narrativo no aportan mucho, pero que a nivel plástico son un misil termonuclear que te detona el cerebro.
Este libro es como una sobredosis de Tute, Tute sin barreras, sin restricciones, por momentos también sin brújula, pero cuando te proponés contar historias cómicas en las que el surrealismo y el absurdo tienen muchísimo peso, ¿para qué carajo querés la brújula?. Un consejo: no te juegues a leerlo todo de un saque, porque corre el riesgo de saturar. Fraccionalo, aprovechá que son muchos relatos cortos para poner la pausa al final de alguno y volvé a entrarle al día siguiente, o unas cuantas horas después. Así se disfruta más del universo de Tute, de su idiosincracia, de su lógica interna totalmente retorcida, que por momentos parece conectar con nuestra vida cotidiana, con el barrio, la calle y los encuentros de todos los días, y por momentos pela ideas y conceptos elevadísimos, de la metafísica, la filosofía, la poesía o el delirio liso y llano.
No recomiendo al que no conoce a Tute abordar su obra por acá. Yo arrancaría por los recopilatorios de chistes, o por las tiras de Batu. Pero si ya sos fan de este joven maestro de nuestra historieta y nuestro humor gráfico, acá te está esperando un gran libro (olvidate del rótulo ya bastardeado de “novela gráfica”), realmente satisfactorio por donde lo mires.

3 comentarios:

JLO dijo...

me gustó mucho Batu y cada vez que lo veo compro los cuadernitos numerados... a este lo hojee en una librería y me dan ganas... salu2...

Diego Prósperi dijo...

"Al filo del mamarracho", ja ja...

andres dijo...

Como me ensarté con esta "novela gráfica"...
La pagué como si fuera un libro de diseño para poner en la mesa del living y resultó casi todo en blanco y negro con tachones y borrones.
Me lo vendieron a ese precio porque decia Tute en la tapa pero lo correcto hubiera sido 1/3 de su valor.