el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 20 de diciembre de 2014

20/12: MARISA QUIERE PIJA

Hoy tengo poco tiempo para dedicarle a la reseña, pero felizmente coincide con que leí un libro cortito, con sólo 56 páginas de historieta. Acá encontramos, por primera vez en libro, a la que quizás sea la mejor de las muchas historietas que Brian Janchez serializó en la web antes de llevarlas al soporte físico. Y como complemento, varias historias breves, de cuatro paginitas, realizadas en fechas mucho más próximas a la edición del librito.
Porque, aunque no parezca, Marisa Quiere Pija, la historieta central de este recopilatorio, ya tiene cinco años. Janchez la subió por primera vez a un blog entre 2009 y 2010. Y no sólo conserva intacto su atractivo, sino que se ve mucho mejor que las historietas cortas, que son posteriores. A nivel del dibujo, lo vemos a Janchez cuidar muchísimo la prolijidad del trazo y el equilibrio entre masas negras y espacios blancos. En las historias posteriores, se vuelca a una línea más chunga, menos trabajada y deja que el blanco gane brutalmente la pulseada y protagonice de modo hegemónico casi todas las páginas. La constante, lo que no cambia a lo largo de los años, es el buen ojo de Brian para observar los gestos de la gente, tanto en las expresiones faciales como en el lenguaje corporal. En cuanto a la narrativa, en las historias cortas el autor se auto-impone una única y cuasi-inamovible grilla de cuatro viñetas iguales y la pilotea muy bien, mientras que en Marisa Quiere Pija la grilla que manda es la de 6 cuadros, y es menos inmutable, da más permiso para que –cuando Janchez lo necesita- la puesta en página vaya para otro lado.
Los guiones de las historias cortas son pequeñas fetas de situaciones muy reales, de las que nos pasan a todos, y casi siempre tienen que ver con la pareja: amores, desamores, confesiones, silencios, garches, cuernos… Los diálogos son tan importantes como las viñetas mudas, en las que los personajes se dicen cosas muy heavies con la mirada, y todo está muy bien escrito, todo suena muy real y -cuando Janchez busca el efecto cómico- muy gracioso.
Marisa Quiere Pija funciona como una breve comedia romántica, al estilo Kevin Smith. Es decir, con una buena dosis de guarangada y con diálogos exquisitos, muy bien trabajados. Tanto la idea que funciona como disparador de la trama, como el desarrollo, como el giro del final, me parecieron brillantes. Me reí, me sentí identificado, sentí la intriga, las ansias por saber cómo se iba a resolver la historia… la pasé muy bien. Son sólo 32 páginas, pero no sobra ni falta nada.
Cualquier cosa con la palabra “pija” en el título puede sonar a chabacanería, a berretada, a algo ramplón resuelto así nomás, apelando al mínimo denominador común. No te dejes engañar. Acá hay diálogos muy subidos de tono y garches intensos, pero la sencillez es apenas una ilusión que nos quiere vender Janchez. No es fácil lograr un guión de esta calidad y, con o sin puteadas, Marisa Quiere Pija está respaldada por algo mucho más complejo que los chistes de pija y concha, que se llama talento.

No hay comentarios: