el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 2 de noviembre de 2014

02/ 11: ANATEMA: LAS SEIS REVELACIONES DEL PADRE ANZUELOS

Vuelvo a internarme en un comic reciente de autores chilenos, y me encuentro con una propuesta sumamente interesante.
Los guionistas de Anatema, Brian Wallis y Francisco Inostroza (este último con bastante participación en las antologías del Dr. Mortis que vimos el año pasado), hacen un truco que a mí me encanta: son seis historias, que a medida que las leés pintan para ser autoconclusivas. Pero la sexta y última revela que no, que las cinco anteriores están puestas en ese orden para lograr un efecto, y sobre el final, todo lo que sucedió resulta ser parte de algo mayor, que se termina por resolver no como se resuelven los unitarios autoconclusivos, sino como se resuelven las novelas gráficas. O sea que resulta ser una especie de “novela gráfica encubierta”, que es algo que no es fácil de estructurar, pero que está tan logrado que te dan ganas de volver a leer el libro, para detectar con más precisión las pistas que van hacia ese “todo tiene que ver con todo”. Podría ser más específico, me queda claro, pero no quiero spoilear.
El protagonista de los seis relatos es el Padre Anzuelos, un cura muy especial, que encara su trabajo y la relación con Dios y con los otros sacerdotes de un modo muy particular, muy audaz. Es un personaje interesante, muy bien construído, en el cual los guionistas indagan bastante y que no hay que ser un genio para deducir que le debe unas cuantas cosas al querido John Constantine. Las historias van para el lado de Hellblazer: posesiones satánicas, rituales ancestrales, un barrio (de Santiago de Chile) que está vivo y esas cosas que durante décadas le vimos hacer a Constantine, pero en Londres. El Padre Anzuelos la juega de pichi, de rebelde que vende humo disfrazado de actitud, pero está claro que la tiene atada en materia de conjuros y runflas con seres sobrenaturales, y generalmente las resoluciones de las historias vienen por ese lado: por la sorpresa que nos da el protagonista cuando revela cómo acostó a su adversario en una “negociación” en la que tenía todo para perder.
El clima es generalmente oscuro, los diálogos son filosos y bastante subidos de tono, y quizás lo más logrado sea el equilibrio entre estos elementos fantásticos zarpados y la mugre urbana, el chiquitaje de acá a la vuelta, algo que también aprendimos a disfrutar a partir de muchos años de leer Hellblazer. Aunque me estoy contradiciendo, porque lo más logrado es lo que dije antes: los volantazos que pegan los guionistas en las últimas 22 páginas para integrar todo lo que nos mostraron hasta ese punto en una única trama que no nos dejaron adivinar previamente, pero que estaba ahí, que latía por atrás de los cinco episodios unitarios.
El dibujante es Rodrigo Vargas (firma como “Rodrigo V.”), un profesor de música convertido en historietista. Me gustó su trabajo, especialmente el manejo del claroscuro, y la multiplicidad de climas y efectos que logra a partir del blanco, el negro y las tramas de gris aplicadas desde la computadora. La línea es en general gruesita, con algunos rasgos que me hicieron acordar a Jason Pearson, y donde lo veo más flojo es en la anatomía, que tiene algunos pifies notables. Pero tampoco es para crucificarlo. La referencia fotográfica está muy bien integrada, la narrativa fluye sin problemas, cuando tiene que pelar estéticas alternativas para narrar secuencias de flashbacks lo logra con mucha categoría… La verdad que es un libro que desde la faz visual no empaña para nada los logros de los guiones, que son unos cuantos.
Sospecho que este libro no se distribuyó ni se va a distribuir nunca en Argentina, pero si tenés amigos que viajan, o si vivís en el país de los flaites y los secos y querés leer un comic cuático (o incluso brígido), conseguite un ejemplar de Anatema y hacete amigo de este cura constantinescamente transgresor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

a falta de hellblazer, puta ke me haría bien un sucedáneo

Anónimo dijo...

chau andres me voy a suicidar

Anónimo dijo...

a las chilenas les gusta mucho practicar el sexo anal sin enfados ni problemas

Anónimo dijo...

A los chilenos también... chremendos putos.

Anónimo dijo...

En general en todos lados les gusta que les den... sexo anal globalizado le llaman...