el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 6 de mayo de 2014

06/ 05: INSPECTEUR MORONI Vol.1

Allá por 2001, el mismo año en que publicó Shenzhen (reseñada el 10/02/14), el maestro Guy Delisle inició una serie de la que llegó a realizar tres tomos. Los álbumes de Inspecteur Moroni son tan distintos de los libros de crónicas autobiográficas de Delisle, que si no te dicen que se trata del mismo autor, no tenés forma de darte cuenta. Acá, el canadiense radicado en Francia “se disfraza” de un autor mucho más convencional que el que narra sus viajes a lugares extraños.
Estos son álbumes “como Dios manda”: formato grande, tapa dura, 48 páginas con 10 u 11 viñetas a todo color, y sobre todo dibujadas en un estilo MUY pensado para el color. Las aventuras de este primerizo detective de la policía son lineales, con un humor eficaz pero no demasiado original, con la comedia que se impone ampliamente sobre la acción y unos cuantos toques de mala leche, de crítica filosa a la institución policial, muy sutiles, para nada grotescos.
En este primer álbum hay una trama policial compleja, una operación de contrabando a gran escala, a la que Delisle envuelve dentro de un gigantesco malentendido bastante disparatado. Nada que no hayamos visto ya en series, películas o historietas que mezclan la comedia con el policial. Lo más raro es el propio Inspector Moroni: su relación con su madre, con los fármacos y sobre todo con su perro, que –como varios animalitos de las historietas de Joann Sfar- tiene la facultad de dialogar con su dueño y mostrarse frente a sus ojos como una “persona” con rasgos de animal, pero con uso del raciocinio y del pulgar reversible. El compañero de Moroni en esta misión, el veterano Blaras, es otro personaje muy interesante, bien desarrollado por el autor, que al principio lo plantea como un estereotipo muy obvio y con el correr de las páginas lo deja ganar relieve, sin eclipsar al protagonista.
El dibujo nos muestra una faceta totalmente distinta del dibujo de Delisle. Acá lo vemos en un estilo elegante, muy prolijo, muy despegado de la influencia de los dibujantes de tiras para diarios de EEUU, y más cerca de lo que hacía Manu Larcenet en sus inicios, en la época de Los Superhéroes Injustamente Desconocidos (reseñado un lejano 02/05/10). Olvidate de esas viñetas grandes e impactantes con dibujos copiados de la realidad que vimos en los libros “de los viajes”, o de ese efecto increíble que parecía reproducir el trazo del lápiz con una herramienta digital. Esto –repito- está muy pensado para el color y si se publicaran los dibujos que Delisle le entrega a la infalible Brigitte Findakly, veríamos páginas y páginas de “hilitos”, sin masas negras y sin efectos de iluminación.
Lo único que realmente se conserva de lo visto en los otros libros de Delisle es el talento para orquestar el relato gráfico, incluso en páginas en las que hay que acomodar (sin zarparse, sin romper nunca la grilla de cuatro tiras) muchas más viñetas. Hay un ritmo, una cadencia, que tiene que ver con lo que leímos en sus crónicas de viajes. Y claro, la expresividad de los personajes, que acá está potenciada por el hecho de que Inspecteur Moroni es –definitivamente- una comedia y el autor se esfuerza mucho más por arrancarnos una risa o aunque sea una sonrisa. En todo lo demás, estamos ante un trabajo radicalmente distinto a las obras más conocidas de este autor, que a partir de ahora suma el rótulo de versátil.
No te quiero mentir: hasta ahora, Inspecteur Moroni no da ni por casualidad el jugo que dan los libros que cuentan los viajes de Delisle por China, Birmania o Corea del Norte. Si ser menos ricos para el análisis convierte a los comics en peores comic, esta es una obra decididamente inferior a las que ya vimos. Lo cual no significa que estemos ante una historieta chota o intrascendente: si la onda es divertirse, pasarla bien, reirse un toque con una trama policial atravesada por la comedia de enredos, acá hay una muy linda historia, que además puede atrapar a lectores más jóvenes (desde 13 años, diría yo).
Tengo para leer los otros dos tomos de Inspecteur Moroni, a ver con qué más me sorprende el maestro Guy Delisle, del que –de a poco- me voy haciendo hincha incondicional.

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