el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 27 de noviembre de 2013

27/ 11: SEX REPORT (DIARIO DE UN PUTERO EN JAPON)

Este es uno de los mangas más raros que leí en mi vida. A lo largo de más de 400 páginas, el periodista, actor pono y mangaka Hiromi Hiraguchi cuenta historias protagonizadas por él mismo en las que encuentra avisos (clasificados o no) en los que se ofrece sexo por dinero, contacta a quienes los publica y acude a hoteles, saunas, prostíbulos y demás salas de dudosa profilaxis de Tokyo y alrededores para acostarse con prostitutas y compartir sus experiencias con el lector. Se me dirá “Es muy parecido a Paying for it, de Chester Brown”. Sí, la idea es MUY similar. Pero a) Hiraguchi lo hizo antes, b) el tono es totalmente distinto y c) Hiraguchi se esfuerza por dibujar bien, mientras Brown se esfuerza por dibujar mal.
La cagada que tiene el libro es que no hay forma de leerlo de una sentada, ni siquiera de una sentada larga, porque las historias (ninguna supera las 6 páginas) son casi idénticas entre sí. Todas se repiten mucho, con mínimas variaciones en cuanto a las tarifas de las putas, si la chupan con o sin globito, si están gordas o esculturales, cómo acaba Hiraguchi, y algún diálogo que el cliente mantiene con la “proveedora”. La estructura de las historietas es siempre igual, nunca pasa nada raro, no hay sorpresas. A veces a Hiromi no se le para, a veces la prostituta es vieja, fea o huele mal, pero básicamente el mismo “sketch” se repite una y otra vez a lo largo del tomo. Hasta los dibujos son parecidos. Y esto se debe a que Hiraguchi realizó esta investigación de campo en forma de comic para ocho revistas distintas dedicadas al ocio de los adultos, revistas en las que estas eran las únicas historietas, y aparecían de a una por mes, o por quincena. Leídas así, deben ser graciosísimas. Todas de un saque, corren serios riesgos de aburrirnos un poco.
Lo más interesante es que todo está contado en un tono alegre, festivo. Olvidate de la sordidez y la desazón que uno asocia normalmente a la prostitución. La mayoría de las putas a las que frecuenta Hiraguchi son minas casadas que encontraron la forma de meterle los cuernos a sus maridos y –de paso- ganarse unos mangos. Ninguna es borracha, ni drogadicta, ni está cagada a piñas por un cafishio violento, ni ejerce la prostitución en contra de su voluntad. El mangaka enseguida entabla un trato cordial con las putas, sin esa solemnidad, o esa frialdad casi ascéptica que uno imagina que rodearía a esta actividad en una sociedad tan pacata como la japonesa. Hiraguchi la pasa bárbaro, se nota que tiene un amor genuino por el sexo con profesionales, y nos transmite a los lectores esa diversión, a veces un poquito salvaje, pero nunca heavy, ni perturbadora. Incluso, a pesar de lo grotesco de su dibujo, logra producirnos algún que otro zumbido en la entrepierna.
El dibujo es bizarro, mal. Está claramente enrolado en la tradición humorística del manga, mucho más cerca de un Fujio Akatsuka o un Akira Narita que de los mangakas más publicados en Occidente. En realidad, parece una especie de Philippe Vuillemin, o un dibujante español de los más zarpados de El Víbora, o un Angel Mosquito muy sacado, con unos cross-hatchings pasados de rosca. Lo que mejor dibuja Hiraguchi son sus propias expresiones faciales y su principal virtud como historietista es bancarse páginas de muchas viñetas chiquititas, en las que mete mucho dibujo y mucho texto sin que quede un empaste horroroso ni mucho menos. Quisiera leer otras obras de este autor, sin dudas.
Uno que no consume ni consumió nunca los servicios de una prostituta tiene el prejuicio de que pagar para ponerla es denigrante para uno y para la mina cuyos servicios contrata. Hiromi Hiraguchi, por el contrario, vive el sexo pago como una pasión, como un hobby, como un tema que definitivamente le encanta como para especializarse a full, y por lo menos en estas anécdotas que reúne en Sex Report, lo vemos disfrutar a pleno, sin tapujos y sin ese velo de cosa lumpen, sucia, prohibida o peligrosa que –para los que la vemos de afuera- pareciera ser el mundo de las prostitutas. Las historias son entretenidas, intensas, no se parecen a ningún otro manga que hayas leído y para que no se te hagan reiterativas, hay que leerlas con varias pausas, mechándolas con otras lecturas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Uno que no consume ni consumió nunca los servicios de una prostituta", Aggordi este debe ser el mejor chiste de la historia del blog...