el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 6 de octubre de 2013

06/ 10: CREER O REVENTAR

Después de varios años de militancia en el under, los chicos de El Hotel de las Ideas (un colectivo integrado básicamente por guionistas formados en los talleres de Diego Agrimbau) ascendieron a Primera con una antología de historietas que giran en torno al tema de la suerte. El libro ofrece ocho relatos breves y nos permite ver a algunos miembros del Hotel en más de una faceta, porque los que saben dibujar también dibujan, y no siempre las historietas que ellos mismos escriben. Veamos cómo les fue.
Arrancamos con Diego Rey, autor integral de una historieta de 11 páginas. El dibujo me gustó mucho, me encantaron los grisados, las texturas, la estilización. Los diálogos también están muy bien, suenan creíbles, demuestran ingenio. Lo que no me cerró es el argumento que a) está estiradísimo y podría haberse contado en la mitas de las páginas, y b) termina de un modo totalmente fumado, pateando al carajo el verosímil construído lenta y laboriosamente por Rey en las primeras páginas.
Javier Hildebrandt, miembro hace ya 10 años del staff de Comiqueando, suma al dibujante Santiago Miret (de quien ya vimos una novela gráfica el 24/09/12) para una de las mejores historias del tomo. Es un relato heavy, ambientado en los oscuros años ´70, en un pueblito pobre de nuestro país. Hay muy buenas caracterizaciones, una excelente dosificación de la información (pensada para regular la tensión que nos hace sentir) y un gran final. El dibujo de Miret, impecable, una especie de Horacio Altuna con manchas negras más zarpadas, más cercanas a las de José Muñoz.
La de Santiago Sánchez Kutika no la entendí. Quizás debería releerla, pero como el dibujo de Teleniño no me gustó para nada, prefiero no hacerlo. Una pena, capaz que me estoy perdiendo algo grosso.
Juan Damián Correa se manda una historia demasiado compleja para rematarla en 11 páginas. Mete un protagonista muy carismático, se esfuerza por contarnos muchas cosas sobre él, pone carne al fuego como para un álbum de 46 páginas... pero claro, tiene que liquidar todo en 11 y mucho de lo que pintaba interesante queda a medio camino. Dibuja otra integrante del Hotel, Erica Villar, en un estilo cercano al de Dante Ginevra, bien, con una muy buena puesta en página y un gran trabajo a la hora de aplicar los grises.
Daniel Perrotta escribe la historieta más extensa (16 páginas), que no tiene un carajo que ver con la suerte, pero está muy buena. Es una historieta oscura, muy tensa, casi asfixiante, un tanto perturbadora, acerca de la negación del arte. Hay personajes atractivos, situaciones muy originales que no recuerdo haber visto en ningún otro comic, y muy buenos dibujos de un Emmanuel Enríquez oscuro y sofisticado, 100% a tono con la historia de Perrotta. Muy notable.
Emiliano Maitía no tiene idea de dibujo, y aún así se tiró a dibujar su historieta. Y lo hizo bien, porque maneja a la perfección el lenguaje y las convenciones de la narración gráfica. A tal punto que no me imagino a Maitía escribiendo este guión en formato tradicional, ni entregándoselo a ningún dibujante. Esto funciona así, no hay otra. Y funciona bien, es un muy lindo experimento de historieta sin textos, un trip conceptual que, sin un dibujante virtuoso ni mucho menos, llega a buen puerto.
Vuelvo con Villar y Perrotta, pero ahora Erica escribe y Daniel dibuja. El resultado es una historieta breve, linda, atractiva, atípica, ganchera, a la que acompaña un dibujo que podría ser un poquito más sólido, pero al que no le faltan méritos, sobre todo en la narrativa y en el equilibrio entre blancos, negros y grises, que está muy logrado.
El libro cierra con una de Guillermo Lauriente, que también salió a buscar un dibujante grosso por afuera del Hotel, y se encontró con el talentoso Leo Sandler. La magia que hace Sandler en estas 11 páginas eclipsa un poco a la labor de Lauriente, que no está mal, aunque nos remite de forma muy directa a las películas de Toy Story. Ojalá esta misma dupla reincida en futuros trabajos, porque se nota mucho la excelente química entre ambos autores.
Y no hay más. Gracias a la buena repercusión de este libro, el Hotel ya editó dos novelas gráficas, cada una a cargo de un único equipo creativo, y yo las leeré –creo- el año que viene. Mientras tanto, a tomar nota de los nombres de esta camada de nuevos autores que ya demostraron que aprendieron –y mucho- del maestro Agrimbau.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En primera división? Primera D será boludo.