el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 30 de enero de 2011

30/ 01: LA CIUDAD QUE NUNCA EXISTIO


En general, cuando hablamos de Pierre Christin nos colgamos mucho de su hitazo, de su serie más importante, que es obviamente Valérian. Y cuando hablamos de Enki Bilal, caemos irremediablemente en la Trilogía Nikopol, o en esa cosa medio rara a la que se abocó en los últimos 10 ó 12 años. En el medio, medio perdidas entre el impacto de estos trabajos más visibles, quedan las obras que Christin y Bilal realizaron juntos en la revista Pilote entre 1975 y 1982. Con el título genérico (y no muy inspirado) de “Leyendas de Hoy”, estos dos próceres de la historieta francesa aunaron esfuerzos para cinco álbumes de temática básicamente socio-política en las que a veces se suma un elemento fantástico y en las que suele aparecer un tipo misterioso, sin nombre, del que no sabemos nada y que juega siempre un rol secundario.
De las cinco historias, hay tres perfectas: Partida de Caza, Las Falanges del Orden Negro y la que hoy nos ocupa. La Ciudad que Nunca Existió es, como aquel tomo de Groo que vimos el año pasado, un comic acerca del capitalismo salvaje y sus siniestras consecuencias en la sociedad. O en realidad arranca por ahí, para después desembocar en un dilema ético que hace temblar las convicciones de la militancia de izquierda: ¿Qué pasa si un día el capitalismo se vuelve humano y nos regala la utopía con la que siempre soñamos? Pero gratis de verdad, eh? Sin letra chiquita, sin revolución, sin derramamiento de sangre, sin nada. Equidad y justicia social, de la noche a la mañana y porque sí.
Este dilema divide a las bases de Jadencourt, un pueblo de obreros de clase baja que depende absoluta y excesivamente de un patrón. De pronto, el patrón muere y su heredera decide convertir al pueblo en la comunidad en la que los laburantes siempre quisieron vivir. Buenos salarios, educación, seguridad, salud, vivienda y dignidad para todos. ¿Dignidad? ¿Estás seguro? Georges cree que no, que si todo viene de arriba, que si la utopía te la regala la patronal, la dignidad no forma parte del combo. Su mujer, Marcelle, cree que la utopía vale la pena ser vivida, venga de quien venga. El resto parece seguir los pasos de Marcelle, hasta el final, en el que… no te puedo contar lo que pasa.
Christin se cansa de tirar argumentos que apoyan tanto a una postura como a la otra. No se queda en la bajada de línea, te invita a reflexionar sobre lo que está pasando y para eso te provee todos los datos que necesitás para evaluar razonablemente la situación. La mejor parte de la novela es la primera, la que describe los padeceres de estos humildes laburantes y la inclemencia de una patronal que se limpia el culo con ellos. El segundo tramo, convulsionado por el brutal cambio en el status quo, nos muestra a los garcas en pie de guerra, listos para activar el plan B al que siempre recurren: el sálvese quien pueda. Esta es la parte casi cómica del libro. Y el final, centrado en cómo Madelaine lleva adelante su plan, baja mucho el volúmen del conflicto, sin por eso perder ritmo ni atractivo ni tensión.
El dibujo de Bilal está lejos de su estilo actual. Trabaja con muchos más cuadros por página y con la influencia mucho más presente de Moebius. Pero definitivamente cumple con creces con lo que le pide Christin: los personajes son humanos, creíbles y reconocibles. Los paisajes son impresionantes, los climas conmueven ya sea cuando quieren transmitir el bajón de los oprimidos como cuando intentan maravillarnos con la explosión de esperanza que genera la movida de Madelaine. Ese contraste entre la gris mediocridad, entre las almas cansadas y descreídas, y el fastuoso esplendor de la nueva metrópolis es central para la trama y Bilal lo retrata a la perfección. Sin acción, ni piñas, ni sexo, ni nada, el ex-yugoslavo se banca mansito más de 50 páginas de gente que habla sin escatimar nada de su gran talento.
La Ciudad que Nunca Existió, existió. Fue uno de los tantos comics que en la segunda mitad de los ´70 cimentaron lo que hoy se conoce como Historieta para Adultos. Y además se puede leer y disfrutar perfectamente hoy, más de 30 años después, por la vigencia de los temas que toca y por el notable desempeño de dos indiscutibles que cuando trabajaban juntos ponían todo y más.

2 comentarios:

José A. García dijo...

Sabes que lo empecé a leer y me aburrió a las pocas paginas. No sé si será lago del guión o del dibujo, pero la verdad no me generó la curiosidad de saber cómo seguía la historia... Raro porque ya había leído cosas del género y el estilo (y a Moebius, claro). Pero no puede terminarlo.

Buena reseña, eso si.

Suerte

J.

MhBeyle dijo...

Lo que no estoy de acuerdo es con el comentario de que estas historias están medio perdidas entre obras más populares. Nada más lejos de la realidad. Relatos como este que reseñas aquí o como "Partida de caza" son historia del cómic incluso más allá de lo que pueda serlo -que también- la popular trilogía Nikopol.

Otra cosa es que en España o Latinoamérica no haya tenido la transcendencia que merece, pero de ahí a considerar que son obras medio perdidas entre otras cosas.

En el resto no puedo por más que coincidir contigo en casi todo.