el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 25 de septiembre de 2010

25/ 09: PESADILLAS Vol.3


Pesadillas es el título genérico con el que suelen recopilarse las historias cortas del español Alfonso Azpiri, que se publican (o publicaban, porque hace mucho que no leo ninguna nueva) en la revista Heavy Metal y por ahí en Cimoc, o alguna otra antología española.
La “consigna” de las historias de Azpiri es impactar mediante un giro sorprendente, que casi siempre se pone de manifiesto en la última página. A veces está bueno, a veces no. Pero ¿y las otras 11 páginas? ¿Con qué las llenamos? Ahí es donde Azpiri apela a la fácil, al fan service, a satisfacer las exigencias del mínimo denominador común. La tercera historia, que es la peor del álbum, es la que mejor ilustra esta “idea”. Once páginas de climas ominosos y muertes misteriosas al estilo Alien (la primera peli), en una nave espacial típica, con un comando de soldados espaciales con armaduras y chumbos de ciencia-ficción ochentosa, un desarrrollo lento, interrumpido por más muertes escabrosas, y al final, la revelación de que una raza alienígena a la que no vemos nunca, considera al ser humano el virus más letal y peligroso de la galaxia. Un concepto que no por trillado resulta menos interesante, pero ¿no se podía desarrollar de otra manera? ¿Había que recurrir a TODOS los clichés del thriller psicológico y clonar la ambientación de una peli famosa? En fin…
La segunda historia también es floja: para explicarnos cómo llega la maldad a nuestro planeta, nos comemos otras 11 páginas de peripecias típicas del género de espada y brujería. La cuarta y última tiene más ritmo, son 11 páginas mejor rellenadas (esta vez con tópicos de la aventura post-holocausto) y la sorpresa del final, sin ser una genialidad, es realmente impredecible.
La primera historia es la buena: está muy bien llevada desde el arranque y el giro del final le agrega dimensión a la mera sorpresa (que si prestás atención se intuye desde la primera página). Además de no estar tan jugada a la revelación final, esta tiene más sustancia, personajes un poquito mejor trabajados y una ambientación que le exige al autor no sólo dibujar ciencia-ficción (la mega-urbe futurista, el laboratorio hiper-tecno, etc.) sino también varias secuencias ambientadas en un período histórico real. No es que lo haga, porque Azpiri se las ingenia para plasmar estas secuencias de la muerte y resurrección de Jesucristo casi sin fondos, ni detalles que requieran documentación. Pero como le sobra oficio, igual te la creés.
El dibujo de Azpiri, que debería ser el motivo principal por el cual alguien compraría sus libros, ya no es lo que era. Con el correr de los años, ese dibujante que en los ´80 era un virtuoso, se diluyó (tal vez de tanto dibujar historieta erótica para lectores mucho menos exigentes) hasta convertirse en un dibujante no del montón, pero lejos de la genialidad con la que amagó en algún momento. Para despegarse un poquito de Juan Giménez, ahora sus seres humanos son más grotescos, más caricaturescos, definidos en menos trazos , como en una transición incompleta hacia Carlos Giménez o Jean-Claude Meziéres. El resto, por suerte, se sigue pareciendo bastante a lo que pela Juan Giménez en sus mejores obras: nadie dibuja la ciencia-ficción y la fantasía épica como el mendocino y Azpiri sale bien parado del intento de subirse a esa estética: las páginas engamadas en un sólo color (generalmente opaco, o frío) y con estallidos de colores cálidos o estridentes en los momentos clave, el tratamiento de la luz… todo eso está tomado de Giménez y se disfruta a full. Pero Giménez no pifia nunca en la narrativa y Azpiri a veces se mete en unos berenjenales que te obligan a leer tres veces cada secuencia para descifrar el orden de las viñetas, que es algo que tiene que ser diáfano para que el relato no naufrague.
En fin, esto es sólo para hardcore fans de Alfonso Azpiri, o para nostálgicos de Cimoc y Zona 84 que se emocionen con cualquier cosa hecha por los autores estrella de aquellas antologías ochentosas. Menos mal que lo conseguí de recontra-oferta…

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