el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 20 de julio de 2010

20/ 07: NOCTURNO Vol.1


Y sí, otro Nocturno más. Pero este no es de Salvador Sanz, sino del genio mexicano Tony Sandoval. Es una novela gráfica de 2007, realizada originalmente para la editorial franco-suiza Paquet, y que –me entero cuando llego a la última página- es la primera parte de una saga de dos tomos. Por supuesto, en la edición de La Cúpula nadie te aclara que te estás llevando media historia y mucho menos que al final del libro te espera un cliffhanger más turro que Horacio Rodríguez Larreta.
Pero basta de lloriqueos, que este libro hay que celebrarlo. Tony Sandoval lo hizo otra vez. De nuevo, como en El Cadáver y el Sofá, sacó de la galera una extraña y deliciosa joya del Noveno Arte, que no se puede dejar de leer. Las primeras 22 páginas de Nocturno están entre lo mejor que leí en mi vida. Realizadas íntegramente a lápiz, con unas texturas y unos trazos increíbles, Sandoval las utiliza para crear el clima oscuro, misterioso, ominoso y extraño que reinará en buena parte de la obra. La narrativa es re-Dave McKean y el dibujo, bastante cercano al de Teddy Kristiansen, excepto en los primeros planos de Seck (nuestro protagonista), que son 100% Sandoval.
La siguiente secuencia incorpora a dos secundarios importantes: Iván y Rojo, y además, para subrayar que cambian el clima y la ambientación, se suman también la tinta y el color, que se quedarán hasta el final, pero aplicados de distintas formas, según las secuencias. El siguiente tramo nos presenta a Karen, el interés romántico de Seck, y acá Sandoval le da al color un tratamiento más pictórico y más sutil. Para la página 40, uno levanta la ceja y dice “¿qué carajo pasa acá?”. Se ve venir el romance entre Seck y Karen, hay un concurso de rock en el que participará la banda de Rojo y Seck y aparecen unos “malos” que se disponen a hacer trampa para que nuestros amigos no ganen. Nah, no puede ser… Sandoval no puede dejar que esto se desbarranque hacia el peñasco del Más de lo Mismo, y menos con un argumento de película para adolescentes del Disney Channel. Y no. En la página 68, pasa algo que no estaba en los planes de nadie, y la historia pega un volantazo impresionante, que se va al carajo y más allá.
A partir de la página 80, Seck se reencuentra con sus fantasmas y todas las profecías ominosas y oscuras de la primera secuencia se corporizan en él. Varias máscaras se caen y otras máscaras cubren los rostros de Seck y de la banda de “los malos”, rostros que estallarán en pedazos y se enchastrarán con sangre propia y ajena cuando esta peli para adolescentes del Disney Channel se convierta en una de machaca sanguinaria y dark tipo The Crow. Sí, leíste bien. Seck se enmascara, un espíritu llamado Nocturno lo posee y le da el coraje, la fuerza, la agilidad y el aguante para volver a ajustarle las cuentas a la bandita de Viktor y sus secuaces. Tony Sandoval, el que saltó a la fama con una especie de cuento de hadas freak, bucólico y sutil, acá hace explotar la violencia a niveles revulsivos, y nos presenta unas escenas de combate tensas, vibrantes, de inquietante intensidad, como las de Teddy Kristiansen, pero en crack. La narrativa acelera, se ralentiza, va, viene, te pone los pelos de punta, y cuando el combate llega a su punto cúlmine, se termina el tomo.
No sin antes dejarnos algunas imágenes maravillosas: el momento en que Karen ve a Rojo y Seck como monstruos marinos, escenas del recital donde Sandoval deforma a los personajes como si fuera Bill Plympton o Jack Davis (de la MAD) pasado de ácidos, la escena del primer polvo entre Seck y Karen, la de los guerreros esqueléticos sobre el cadáver de… alguien que muere, esa página de 14 cuadros, con 10 viñetas chiquititas, iguales, en las que Nocturno le saca a Seck el miedo que le impide reaccionar… cosas que se te impregnan en la retina, que las seguís viendo en tu mente horas después de cerrar el libro, en un 67 repleto, con una vieja gorda y miope que en cualquier momento te clava las agujas del tejido en la entrepierna.
No sé cómo termina Nocturno. No me lo quiero imaginar, no me interesa especular. Quiero que el tomo final me sorprenda como me sorprendió este, con sus volantazos, sus cambios de registro, sus perversas y seductoras triquiñuelas para tenerme al filo del asiento durante más de 100 páginas. Nocturno es un viaje de ida, mal.

1 comentario:

Jardinero del Kaos dijo...

Pinta muy interesante, ya con la narrativa Dave Mckeneana me alcanza, pero lo de Plymptom en acido!!! termino de convencerme para leerlo

un saludo Andres