el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 3 de mayo de 2010

03/ 05: HUMAN TARGET


Una vez más, se repite la situación en la que un guionista se anima a reinterpretar a un personaje longevo y a dotarlo de una profundidad y un atractivo que no tenía en su versión original. A ver, lo de Len Wein no era bochornoso, ni mucho menos. Pero era un personaje pensado para aventuritas de ocho páginas, breves historias complementarias que aparecían de vez en cuando en las revistas de Superman o de Batman. Los primeros en sospechar que el personaje daba para más fueron los productores de TV, que en 1992 lo convirtieron en protagonista de una efímera serie con Rick Springfield, seguramente para sorpresa de la propia gente de DC, que a esa altura ni se debía acordar que existía Christopher Chance, el Blanco Humano.
Lo cierto es que en 1999, el grossísimo Peter Milligan logra que Vertigo le compre el pase a Christopher Chance y lo relanza en una miniserie impresionante, 100% adulta y moderna, que le debe poco a lo que habíamos visto tanto en la tele como en los comics de los ´70 (igual Len Wein figura como “consultor”, en un dignísimo gesto de respeto por el creador del personaje). La primera gran movida del británico es mudar a Chance a Los Angeles, capital mundial de la superficialidad. La segunda es enfrentar al Target con un enemigo tan grosso que ni llegamos a verle la cara. Es apenas el jefe de Emerald, la asesina a sueldo que trata de matar varias veces a nuestro impostor favorito. El personaje de Emerald está trabajado a fondo, delineado y desarrollado con mucho más cuidado que el que suelen ponerle los guionistas a un villano de segunda línea. Pero nos falta mencionar la más pulenta de las movidas de Milligan: nada menos que preguntarse qué efectos tiene en la psiquis humana ese juego perverso de absorber la identidad de otro, de llevar la actuación y la simulación al punto de –literalmente- ser durante meses o días OTRA persona. ¿Cómo se vuelve de eso? ¿Qué secuelas trae? ¿Cuánto hay de patológico en esa habilidad innata de Chance y su asistente, Tom McFadden, de suplantar a otros sin que nadie sospeche nada?
En un relato con identidades volátiles, donde todos se hacen pasar por quien no son en realidad, la cornisa es finita y un paso en falso hace que la historia se vaya a la mierda y nadie entienda nada. Acá Milligan impacta con las revelaciones acerca de Christopher, Tom y el reverendo Earl James (al que ambos suplantan en algún momento de la trama), pero nada está librado al azar. Cada cambio de aspecto e identidad de los protagonistas está absolutamente claro y tiene toda la lógica que uno pueda exigirle a un relato tan adulto y realista como este. El personaje de Tom es otro hallazgo de Milligan, otra figura compleja y de múltiples dimensiones. La acción es abundante y creíble, y la resolución (en la que cobra muuucha chapa Dee-Noyze, otro villanito del Ascenso) es potente y emotiva. De ahí seguramente surgirá un Christopher Chance distinto, con otra visión de esta profesión-adicción y de los efectos que tiene en su personalidad.
En materia de dibujantes, Milligan se sacó la lotería, pero le duró poco. El croata Edvin Biukovic (una mezcla entre Eduardo Risso y Luis García Durán) le puso todo a este trabajo y confirmó las expectativas que había despertado con su labor en Grendel: Devils and Deaths. Pero poco después de finalizar el último episodio de la saga, falleció repentinamente, con apenas 30 años. Biukovic sorprendió con una narrativa dinámica, totalmente en sincro con el comic yanki actual, con un gran timing para la acción, una Los Angeles totalmente consistente y verosímil, y mucha onda para que las escenas más tranqui no se hicieran densas. Realmente su pérdida fue un golpe durísimo.
Por suerte quedan un puñado de historieta del croata publicadas en inglés y castellano, entre ellas esta aplanadora que supo combinar intriga y machaca, pochoclo e introspección. ¿Vieron? Me aguanté un mes sin comentar nada de Vertigo, pero cuando volví, volví con tutti. Mañana hay más Human Target!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seeee...este comic es de puta madre. Yo tuve el placer de leerlo y me partio la cabeza. Pocas veces en una historieta se ha planteado de manera tan exhaustiva y compleja el drama de ¨la otra identidad¨. Lo que vive Christopher Chance es un infierno emocional constante, narrado con maestria por el amigo Milligan. Una pena la perdida del dibujante, pero en los numeros siguientes el señor Javier Pulido toma la posta y da catedra de dibujo.

J. G. P. dijo...

Si, la verdad que este broli y su continuacion me gustaron mucho cuando los lei.
Igualmente me hacia acordar(salvando las distancias por supuesto) a esa maravilla llamada justice inc.

Cuestionador dijo...

¡Impresionante!Chance es un gran personaje, y a partir de que Milligan tomó la posta le sacó todo el jugo. Biukovic era genial, fue una lástima su pérdida. Y coincido J.G.P, a mi también me hace acordar a la Justice Inc de Helfer y Baker (estaría buena para una reseña Andrés...o sino algo de The Shadow).